miércoles, 30 de julio de 2014

«El Malhechor» es la Muestra.



Somos muchas las personas a las que la conciencia habla todo el tiempo, seguro todos tenemos una voz interior con la que discutir entre las penumbras de la cabeza, pero por respeto a quienes lo niegan tiendo a enunciar la cantidad más no evocar la totalidad.


Tuve oportunidad de ver a El Malhechor en un evento llamado Festejo Radio Pachone, fue el sábado 26 de julio; ese día tocaron muchas bandas, algunas ya las había visto y otras no me llamaban la atención por lo que pude ver en youtube. Por esto de los gustos, reservé una parte del día para ir a ver algo que desde hace un año captaba mi atención; se trata de un personaje alto y desgarbado con un Cuatro Llanero distorsionado. Algunos dirán que es novedoso, pero para mi es muy normal; algunos, en ese afán de nacionalizar, dicen que es shoegaze criollo, «patriotas». ¡Qué cuentos de etiquetas!, El Malhechor es un hombre que nada más siente, y para quienes negamos sentir, él es el adversario, la alteridad, el raro, el enemigo y ha encontrado en su voz tonalidades semejantes a las del canto, sin ser canto, «es pregón». Muchos, después del recital, me decían que tenía una voz incómoda, y es preciso eso. Lo pude ir a ver y saqué muchas respuestas. Para mí El Malhechor es un Mal parido. Parido como «dícese» de aquel mal que ha visto la luz del parto. Todos somos verbo hecho carne, deseo hecho carne, pecado hecho carne, secreto hecho carne. 


Hay quienes tenemos una voz interior que nos invita al crimen, pero negamos todo el tiempo, al tiempo. Dormimos muy cómodos. El Malhechor es un ser que se afirma ante el mundo gracias a la polémica que ha desatado con su propio abismo, tornándose éste como aciago interlocutor de sus experiencias. Podrás verlo callado antes y después de subir al escenario; lo ves observando todo, pero más que observar, discute, discute con los instantes, con las imágenes que llegan a sus ojos un poco más detalladas que a otros a quienes les se presentan muy rápido, no hay tiempo.  No hay tiempo.


Algunas de sus composiciones arrojan al público incómodos interrogantes: Amigo, ¿Cómo puedes ponerte a favor de tu amo y pedir mi cabeza?, ¿Acaso no somos hermanos?, ¿Recuerdas todo lo que sufrimos? Mira que aún comemos ratas. 
El Malhechor tiene esa habilidad de ponernos bailar nuestros pesares,  en su música, con un dejo punk, esconde chispazos de rebeldía. Los rincones de nuestro cerebro se incendian con el fuego de sus letras. Es un hecho premeditado, un plan, lograr destruir las órdenes de nuestros dueños. Nos prende fuego prendiéndose él. Por esto es malhechor, nos libera.


Insiste en hablar con nosotros y estaría dispuesto a dar su vida para que lo escuchemos. Pero todos sabemos que las voces interiores no escuchan. Nosotros no escuchamos, no tenemos olfato, no vemos, no somos humanos; nosotros somos imágenes, señales y, creanlo o no, apenas estamos empezando a sentir. Así que no se inquieten si se sienten señalados, ya haces parte de la guerra, despierta y reacciona. Buscamos la belleza en los mismos lugares que los emperadores buscan el poder. El Malhechor es la muestra. Sus letras son peligrosas, como aquel que puede ver «la belleza». 


No bebí nada aquel día, salvo dos tintos. Fumé marihuana en la mañana y me cuesta creer que en pleno concierto aún estuviera bajo su efecto como para descubrir todo esto. En el taxi rumbo a mi casa, escuchaba su bandcamp en mi celular y me preguntaba repetidas veces para no olvidar, ¿Quién es el malhechor?, ¿Me he auto descubierto?, ¿Cómo puedo saber qué siente aquel que siente?, ¿Seré yo Maestro?.



!!!... Ideal para tocar panes en transmilenio.




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