Hay momentos en que alaridos y murmullos nerviosos sirven para congregar. Instantes mórbidos que valen como canción; pues cobran valor si se bailan. Dirty Beaches es una maquina delirante, todas sus canciones tienen miles de cabezas cantando la infatigable naturaleza de este engendro. Adentro, en el corazón de la estructura, el arquitecto del lo-fi; un demiurgo taiwanés que responde al nombre de Alex Zhang Hungtai. Dueño de un arrojo rockabilly y garage. Poseedor de una trashumancia musical que lo ha vuelto cosmopolita, puesto que se parece a muchas cosas y no se parece a nada. Su más reciente trabajo Badlands es simple y noisero (como aquel New York de finales de los 70s), hipnótico y mamón. Es sino que escuchen A Hundred Highways, la fastuosa Sweet 17 o la intimista True Blue para que no demoren en acolitar este pedazo de reseña. Al final, se concluye, Dirty Beaches es una chocha. Algo tan profundo y tan obsceno, tan gustador.
!!!... Ideal para decorar la fachada de la casa con CDs.
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1 comentario:
Suicide updated...
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