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Foto: Felipe Campuzano para Tendencia Garage
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No lamentamos el derrumbe del Festival Altavoz porque en realidad siempre lo consideramos un festival de medio pelo. La verdad es que no promovía nada, nunca fue un mercado en el que se exhibiera nuevos talentos nacionales e internacionales, tan sólo fue un baile en la sala con algún pato prendiendo y apagando el bombillo para simular un juego de luces. Nos valemos de esta imagen para poner en evidencia que este festival no fue mas que un festival de una ciudad pequeña y mediocre, tirando a pueblo. La realidad de nuestra ciudad es algo que viven maquillando, es una casa que sólo se barre y se trapea cuando viene alguna visita o cuando hay farra, de resto, cuando no viene nadie, permanece sucia, llena de alimañas esparcidas causando enfermedad, con trastes sucios en la cocina, lleno de ratas y el gato que tan sólo las ve pasar. Eso sí, la ciudad es bonita o tienen muy buenos anfitriones ¿O serán los cosméticos?.
No significa pues, que festejamos la debacle, antes bien lamentamos que ello suceda porque éste pudo ser un gran festival si hubiera estado en manos de alguien mas avezado en los modos de hacer negocios con la Cultura, alguien mas estratégico y en contacto con la actualidad del mundo. Es desconcertante saber que desde 2004 no hubo una buena administración en materia Cultural, que todo lo que hacían era sobre la marcha, improvisando un carretazo tan increíble como el de un culebrero de plaza. Pero lo que nos deja sin argumento, —por lo poco novedoso que hubo para los jovencitos que pretendían convocar—, es el método de captación de la adolescencia mediante la cultura, el arte y el esparcimiento, un método envejecido. Quien aún promueva estas técnicas —del siglo pasado— se condena al fracaso, tal y como está sucediendo con la capital del país, un fracaso debido a las malas decisiones y falta de visión.
Este festival no vendía nada de eso que proponía, ya que era imposible porque siempre fue un festival con un ideario aferrado al pasado; proponer las mismas bandas, mantener las mismas propuestas musicales e intentar mover el mismo producto por más de cuatro años augura el desplome de la economía y así sucedió, el festival logró mantenerse ocho años a partir de la misma dinámica de, simplemente, hacer un festival para evitar que tanto muchachito agarre
malos pasos, pero nunca se vio en éste la posibilidad de negocio, una conversación cultural que se tradujera en dinero e inversión para la ciudad, nunca. Fueron cuatro años de vender un proyecto vejado y otros cuatro de vender el pasado. No más con ver que aún se presenta
NEUS, Juanita Dientesverdes, Frankie ha Muerto o Fértil Miseria para adivinar que en esta pequeña ciudad el tiempo se ha detenido.
Ahora, decir con el pecho inflado, que '
Medellín es una de las plazas mas grandes del rock en Colombia' es descarado cuando ni artistas del
mainstream mundial nos visitan. No señores, ésta es una ciudad de cantinas con un publico para tales propósitos, es una ciudad en donde sus habitantes después de haber visto a
Molotov cantidad de veces se pelean a la entrada de un festival gratuito porque no pudieron verlo de nuevo, es una ciudad que sólo llena estadios y plazas cuando nos visita
Vicente Fernández o
Calle 13, una ciudad en donde
Laetitia Sadier —la vocalista de Stereolab— se presentará en un teatro para 300 personas. ¿Ahora quieren venir a decir que la ciudad es una gran plaza para el rock? Para el rock de EAFIT será decir.
¿Por qué recortaron el presupuesto para la cultura? Porque afortunadamente alguien se dio cuenta que había que invertir gran cantidad de dinero en TICs, es lo más natural si no se quiere tocar fondo en esta crisis cultural que vivimos en el país; las nuevas herramientas para la comunicación, su velocidad de expandir y hacer llegar el conocimiento son un primer paso para lograr construir una ciudad de verdad, con ciudadanos. Esa labor de formar ciudadanos con criterio se presta para realizar verdaderos festivales, con muestras, exhibición y mercado tal como lo vienen haciendo pequeños mecanismos como
Guitarruidosis, Tendencia Garage, Series, Editorial Robot, Cinema Zombie, NoNewWave, Taller Siete, Ojo de Gato films, Fractal Teatro, etc., colectivos y organismos de gente viviendo su presente lleno de herramientas para un dialogo fluido con otras ciudades años luz de distancia en materia cultural con las nuestras, agrupaciones de conciencias que nos antojan del mundo cada que hacen festivales o exhibiciones, nos hacen enamorar de otras personas y formas de pensamiento, nos hacen ver que para llegar al horizonte hay muchos caminos. ¿No les parece muy mala gestión de las pasadas administraciones no poner los ojos en estos pequeños conglomerados y ayudar a que surjan?.
Como dijimos al comienzo, no lamentamos que desaparezca este festival porque siempre nos representó mediocridad y mucho menos lo vamos a extrañar porque lo que se viene con la inversión hecha en tecnología es grande y nos va a representar entrar al mundo como protagonistas.